jueves, 24 de mayo de 2012

Nuestra aventura VIII: abrazándote con el alma.

Bueno después del parón, intento retomar mi relato aun cuando ya se me hace imposible cuadrarlo con las fechas, como mas o menos los anteriores.

Creo que el viaje a la Bahía de Ha Long que hicimos entre los días 1 y 2 de abril, bien merece una entrada entera por lo especial del lugar, por la gran cantidad de material gráfico y sobre todo, por la toma de conciencia de la gran suerte que habíamos tenido por haber conseguido al final nuestro sueño de ser padres y por supuesto por nuestra hija en sí, que era mucho más de lo que habíamos soñado.

Nos lo pensamos muy mucho, porque circular por esas carreteras vietnamitas en las que 100 km te pueden parecer una eternidad, es casi un atrevimiento. Eso unido al hecho de viajar con un bebé que ha sido sometido a un gran cambio en su vida. Costó decidirlo, pero a ello ayudó el querer respirar un poco de aire puro y alejarnos del ruidoso Hanoi, por nuestra hija y por nosotros mismos.

Al poco de subirnos en ese autobús sentí que nos habíamos equivocado definitivamente porque Sara Nhung no paró de llorar en todo el camino. Que angustia!!.No sabíamos que hacer para consolarla y a su vez, con una apuro tremendo por molestar de esa manera a nuestros compañeros de viaje, Luisma, de "No vine de Paris" y su mujer y Rosanna y Gabi, y sus respectivos tesoros, y una pareja de australianos creo, muy jóvenes, que los pobres dirían que donde se habían metido con tanta criatura. Así que imaginaros como llegamos, exhaustos, nosotros y ella, después de la paliza que le dimos.




Parece que cuando la vida te va a compensar a lo grande, antes te somete a una ultima prueba para que se valore todo mucho más. Pues eso fue lo que sentí ante tanta maravilla. Parecía que había entrado en el paraíso, ese silencio, ese aire medio respirable ( y digo "medio" porque los barcos también contaminaban bastante), ese paisaje, ese tesoro en mis brazos... Si el cielo existe, creo que se debe parecer a ese lugar y a lo que yo sentí. Que paz!!!!!
Gracias al recien estrenado papá tengo fotos, porque yo sólo quería cerrar los ojos y disfrutar de ese momento y abrazar, y abrazar a mi hija. Que felicidad mas grande!!!. Bueno creo que esta foto dice más y mejor que las palabras.



Sólo por ese momento mereció la pena tanto llanto y tanto ajetreo después. En mi opinión el guia no preparó el viaje para hacerlo con niños tan pequeños, sencillamente porque nunca viajó con niños, y eso se notó bastante. Nos lleva de excursión a ver las cuevas sin comida, sin pañales y sin ropa de abrigo porque nos dice que era para poco tiempo y que no hacia frio. En fin entre eso y unos padres primerizos, un desastre de excursión.
La chica vietnamita de la barca que nos llevaba a ver las cuevas me cogió la niña y la tranquilizó por un minuto al canto de ommmmmmm. Y es que la pobre estaba sucia y con mucha hambre.
Ahi echamos una sonrisilla para la foto, pero por dentro echábamos fuego, jajaj.


En Vietnam es muy normal que te cojan a tu hija de esa forma, ellos lo hacen con toda la buena intención del mundo, y aunque para nosotros no sea lo habitual, tenemos que verlo asi. Sólo habia que ver las caras de preocupación de las chicas. Aunque tengo que reconocer que yo me sentía muy recelosa de que la cogieran, no sólo porque la quitaran de mi vista, sino porque al principio he de confesar que no me gustaba que la cogiera nadie, bueno sólo su padre y yo. Después en España ese recelo fue a peor porque habia mas gente que la queria coger, pero eso lo dejaré para más adelante, me vendrá bien sacarlo y compartirlo porque me daba mucha ansiedad al principio.

En fin que todo muy bonito y mucha tranquilidad, que nos hacia falta, pero un palizón por el viaje y por el lote de llorar de mi hija, en, durante y después.
Termino con algunas fotillos más de esos dias y de ese maravilloso lugar.
Espero que os gusten.

Aterrizamos en el camarote



Tenia que ver muchas fotos, para creerme que éramos 3.

En estas barcas que se acercaban a los barcos te vendian de todo, como podreis ver, al revés claro, jajaj.

Las carillas de cansadas que tenemos.


Con su papá feliz.




Hasta la próxima.